Desolación.

Tal vez quise conocerla un poco más, tal vez me dio alivio el que no supiera de mi; tal vez quería que no sufriera demasiado o tal vez solo quería derrumbarla de la misma forma. Me encantaría que fuera la causante de todo lo que me pasa, lo malo, lo bueno, porque me gusta hallar culpables, pero no puedo culpar a alguien por llenarme el estómago de mariposas que enveneno con lo que pienso, por hacerme sentir ese vacío que me invita a temblar, o por desgraciadamente volverme esclavo de mirar su perfil derecho mientras no me mira, y voltearme al instante en que lo hace.

Soy hipócrita, soy falso, soy egoísta, porque odio aceptar las cosas, odio perder, odio las derrotas, y si... admitir que me encantaba era una derrota, era hacerla sentir amada, deseada lo que sin duda alguna incrementaría su ego, era darle las armas para destruirme, era mi talón de Aquiles. Lo mío era amarla en silencio, sin que se diera cuenta, lo mío era hacerla sentir miserable para de esa manera, no sentirme tan desgraciado por sentir lo que sentía.

No sé si algún día iba a dejar mis temores, a confesarle mis sentimientos, lo más seguro es que no, porque no sé si mis pantalones soporten un apretón más. Quizás mis miedos me dejen contemplarla callado de por vida, o puede que ellos mismos me den la fuerza de voluntad que necesito. Mientras tanto, comenzaré por preguntar su nombre.

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