Los finales.

Que aterrador es cuando los recuerdos salen de la mente para posar al frente de nuestros ojos. Que miedo con los sentimientos que dejan de aplastar la mente para empezar a desmoronar las ilusiones de otro. Pero más miedo me da fingir una seguridad que no tengo, una frialdad que no sostengo, una mirada que no transmite, y una imponencia que se retracta. Mas miedo miedo me da ser lo que soy que aparentarlo.

Que sus pies sean los únicos que lo aplasten, pero que ni siquiera ellos lo destruyan. Me había consumido en un sinnúmero de prejuicios, criticas y burlas de las que no salía, las que no entendía, las que creía y creo, porque si no confío en mi mismo ¿quién confiará en mi? La vida esta llena de realidades y ficciones, esperanzas y decepciones, amores y odios, ser y aparentar. Que terror se siente cuando las ficciones, las decepciones, los odios y las apariencias succionan la vida.

No sé si era el resumen de todas mis apariencias, o era el desperdicio de todas las veces que fui. No sé si me odiaba tanto para derrumbarme, o si me amaba tanto como para reconstruirme. No sé si mi realidad era lo que vivía, o lo que otros tenían planeado para mi; y ni siquiera sabía si yo era mi peor decepción, o si era mi más fascinante gloria. Sonriente me atreví a conocerla, sabiendo que las mismas manos que me abrazaban, serían las mismas manos que me destrozarían la seguridad una que otra vez.



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