Ahora que sé que mueres.

Hoy llegó la carta de Julieta a eso de las doce. No pude aguantar las ganas, creo que aún sigo obsesionado a lo que me escribe, a lo que no puede esconder, estoy obsesionado con lo que sentimos entre letras. Eres adicta a ser audaz y sutil, ese "Aún sigo escribiendo, ya ni sé porqué lo hago" me demuestra que sigues ahí, atada a lo que sientes y no puedes esconder. Que mala forma de aparentar Julieta, conmigo no puedes.

Tomé tu carta y veía cada detalle, veo que te tomaste el tiempo suficiente para cortar la envoltura del papel, para no dejar rastro de tinta negra y ni siquiera de tus manos sudorosas, te tomaste el tiempo suficiente para tomar el bolígrafo y escribir lenta y pausadamente tu cursiva, como si la belleza de tus letras amortiguaran el golpe. Si eso no es amor Julieta, ¿qué hacemos aquí escribiéndonos y leyéndonos, teniéndonos y abandonándonos, enamorándonos y odiándonos? Todo al mismo tiempo.

"Hola Martín, hoy cumplimos 1244 horas sin vernos, y no, no creas que por eso te extraño. No sé porque te escribo, tal vez sea porque no soy tan mala como crees, porque no soy el demonio que inventaste para mi, tal vez te escribo para hacerme la idea que pensarte ya no me hace daño. ¿En qué terminaremos Martín? ¿vamos a ser los mejores amigos contando lo que nos pasa? ¿más daño nos haremos? Yo no quiero ser tu amiga, yo no quiero ser a la que le cuentes que te casarás, no quiero ser yo tu primera opción de llamada antes del suicidio, yo no quiero ser la persona que te acompañe en todas las fotos familiares ni la que te mande chocolates en septiembre, yo no quiero ser tu amiga Martín, es un trabajo duro.

Pero por otro lado tampoco quiero que nos dejemos de escribir y dejemos en el olvido lo que nunca seremos, no quiero perderte de vista y al final encontrarnos en el café de siempre en alguna tarde de abril, donde el café es dos por uno. No quiero sorprenderme cuando me digas que viajaste, que descubriste el mundo que un día quisiste tener a tus pies. No quiero Martín. Pero sé que de cualquier forma sufriré, así que ya no sé si irme o quedarme, aunque nunca lo haré del todo. ¿Sabes que hice después de cruzar la puerta? Espere recostada contra ella, a la espera de que abrieras y me pidieras que me quedara, me quedé allí pocas horas, esperando que no le encontraras sentido a tu vida y fueras a buscarme, pero no, lo asimilaste, me dejaste ahí bajo la lluvia fresca, y lo admito, me hubiera quedado si al menos hubieses tratado de cambiar mi opinión, pero no, perdiste tiempo pensando en ti, en qué harías luego Martín, te quedaste sin más que a ti mismo, un gran vacío.

Martín, si no fuiste por mi a la puerta, al menos no te vayas de mi entre mis cartas." pero ésta vez no plasmo su beso, y ahí supe que no mentía. Julieta, eres experta en dañar algo que no tenemos.

No te dejaré sola, y mucho menos ahora que sé que mueres. Yo también me pregunto ¿en qué terminaremos? ¿siendo los únicos testigos de un amor de mera sintáctica?

Comentarios

Entradas populares