Despedidos.


Me voy y no sé cuando regreso. Tal vez llegué mañana o tal vez jamás me vuelvas a ver. Siempre quiero escribirte la última carta, pero siempre encuentras algo que sacar de mi, siempre me aplastaste con esa nube de palabras dulces y ceder siempre era la opción inevitable, siempre. 

"Somos amantes de un tiempo que no nos corresponde, en el que debíamos estar, pero en el que no queríamos quedarnos. Lo bonito de la vida se va, y tu ya te fuiste, ¿para qué volver? Es hora de despedirme, aunque sé que seguiremos en este kamasutra textual del que somos adictos, mañana continuaremos con esta soga que nos acaricia el cuello cada vez que esa silla de fortaleza, empieza a tambalear. 

Vivimos sumergidos en un amor que no nos deja respirar, es momento de despedir ese vacío que sentimos y darle paso a nuevas pupilas dilatadas. En conclusión, vete lejos, pero conmigo." Y no fui capaz de enviarla, quizá no quiero despedirme, o quizá ya hace mucho estamos despedidos, ya no sé ni donde empieza el karma y termina tu mirada.



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