Fragancia pupilar.

"Ya le saqué una sonrisa, el mejor primer paso de todos los que dimos. Debimos conocernos mejor antes de todo esto, quizás de esa forma nos hubiéramos ahorrado tantos olvidos obligados. Recuerdo que baje por tu columna mis dedos suaves como tocando un arpa, tu pusiste tus manos frías en mis mejillas y estremeciste mis labios con esa vejez tan nueva que tienes calcada. Te eleve a los cielos mientras tus pies se abrazaban con mi torso, tu cabello tapaba nuestros ojos, como negándonos lo inevitable, lo doloroso. Yo empecé a unir mi nariz con la telaraña huesuda que escondes bajo ese cuello delgado, poco a poco mis labios se unieron a esa orgía de sensaciones y desdenes y vacíos y tragedias. Empezamos a golpearnos levemente contra la pared, surgieron esas pasiones escondidas y buscamos refugio en la piel temblorosa del otro. Tomaste mi mano y todo se hizo más fácil, hubiésemos corrido cuando pudimos, pero la ropa ya estaba en el suelo y las ganas ya estaban aflorando, nos hubiésemos destrozado el corazón sin mayores consecuencias, pero sólo dimos largas a lo que sabíamos vendría en la mañana, el olvido. 

Ahora son sólo recuerdos de amores derrotados. Isabella es dulce, pero tiene esa fragancia pupilar que me impide ver sus errores, tiene ese aroma en la sequedad de su boca que me prohíbe diferenciar entre lo correcto y lo falso, entre lo que dice y me hace sentir, entre lo que sabe y entre lo que yo quiero saber. Se ríe cada vez que siente que habla demasiado, y yo me derrito entre su nariz fruncida y su pelo desordenado. No me mira seguido, debe ser que como tu, también odia sentir balazos de color en ese iris tan oscuro. se acomoda constantemente el cabello detrás de la oreja, debe ser que intenta decifrar el pulso de mi muñeca con el ritmo de mis palabras, flácidas y vacías por cierto. 

Sabe la técnica de rozar los índices, me impresiona su manera de tomar mi mejilla y quitarme esa pestaña que ahora dudo que existiese, sabe unir sus hoyuelos con su boca, en la más perfecta demostración; me impresiona que sea mejor que tu Julieta, siempre dudé que alguien más pudiera acariciar sus palmas cuando se siente nerviosa, pero ya ves, el mundo es muy pequeño para alguien a quien no le caben los sueños en su mente. Acordamos tomar café en frente de donde nos conocimos, veré si se puede coger la tasa con la nostalgia dolorosa en el tabique, espero que si, no acostumbro a irme con la tasa aún humeando de calor."

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