Poema corto.


"¿Qué nos faltaba para enamorarnos? Quizá dos o tres hilos más de conversación. Quizá nada. Quizá solo falto esperarnos un poco más tras la puerta. Quizá muchas más tasas de café en las madrugadas. Quizá más caídas con las que prestarnos atención. Quizá nos falto poco. Quizá la vida, quizá todo.

Ya olvide como se sienten tus manos frías sobre mi espalda, o tu oreja caliente sobre mi pecho. Ya olvide cómo huelen tus labios, olvide la textura de tus mejillas redondas y tímidas. Ya no te recuerdo Julieta, a duras penas me sé tu nombre y tus miedos y tu cara y tu dirección, si pasaras frente a mi, no te reconocería, ya no tienes esa niebla pupilar que te caracterizaba, perdiste tu esencia, perdiste, como siempre.

No espero que me recuerdes, pero si a regañadientes te sabes mi nombre, no lo eches al cajón de lo que seguramente importará más tarde, no olvides mi nombre, ese que llevas tatuado desde el inicio de tu sonrisa hasta el final de la mía. Pero niegalo todo, sólo tu y yo sabremos los demonios que este amor secuestra." Y escondí mi carta bajo el colchón, sin enviarla. Ella es demasiado joven para morir.

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