El último baile.

"Hola Martín. Sé que ya no hay mucho de qué hablar, ahora sólo queda intentar formar nuevos recuerdos. ¿Recuerdas a mi madre?, espero que si, murió anoche. Por muy raro que parezca, no me duele hablar de ella, creo que acabo de entender que la muerte llega y se va, enseñándonos la seguridad y tenacidad que a muchos nos falta. Hace unas semanas tuvo una recaída, cáncer de estómago, pero yp juraba que mi heroína viviría para toda la vida. Me quede una tras otra semana postrada frente a su camilla, esperando a que despertara y me dijera que todo estaría bien, aunque ya no era la niña ingenua de siempre. Tomé sus manos frías, sueltas y débiles, la puse sobre mi cabello, sobre mi piel y las amarre contra las mías, sabía lo que vendría, así que tendría que memorizarme cada textura de sus yemas, detesto darme cuenta hasta ahora. 

Ya no lloro, no soy insensible, sólo que no soy tan falsa como para llorar sobre la muerte derramada. Me quede durante horas arreglando su cabello, las sabanas que la recorrían, en fin, tenía que distraer mi mente o no soportaría el silencio, la ausencia en sus ojos, el aire que ya no trae su fragancia impregnada, se fue, aunque mi cabeza se estuviera sobre su pecho. 

Esa noche no despertó Martín, pero hoy tengo su imagen calcada en mi memoria. No me abandono, yo la abandone cuando decidí quedarme aquí, con vida. Ahora si estoy vacía, aunque no me escuchaba, le cante una que otra canción, le conte mis secretos y le hable de mis sueños, y sé que me escucho porque de quedo ahí, tomando mi mano, con una fuerza obligada.

Ella siempre hablaba de ti, me decía el color de su vestido en mi matrimonio, me enseñaba a conquistarte, todo lo que soy es por ella, y como cualquiera, cuando se va, se lleva todo lo suyo. No tengo nada ni a nadie. 

Cuando murió, le besé la mejilla, como si de esa manera cualquier pecado se me perdonase. Me despedí de ella, rocé su pelo un poco más y me alejé, me detuve a mirar por última vez su cuerpo y seguí, como la más inmoral, e inhumana. Supongo que si el fin es morir, ¿por qué no morir ahora?

Tengo el vestido color salmón que me regalo en mi cumpleaños, voy a recoger sus cenizas y a regarlas por el aire, tal vez de esa manera, el viento sea esa última pareja de baile, y de vez en cuando me deje verle, cuando me acerque en la madrugada a inhalar un poco de soledad." 

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