Enfermedad mutua.

"Ya me curé de ti. Me curé de tus labios dulces y tus manos frías. Me curé de tus miradas desnudas, de tu pelo fragante, de las noches en vela, del deseo en las mañanas. Me curé de ti y estoy viva para contarlo. Creí que moriría por como tomabas mis mejillas y tratabas de juntarlas para exprimirme un beso débil. Creí que me confinaría en tus manos volátiles que me mantenían en el cielo. Pensé que caería con tus ilusiones de serlo todo, con tus ganas de casarnos en las nubes y con tu original forma de conquistarme. Lo más seguro era que no soportaría como me atrapabas por la espalda, o como me sometías en ese colchón terso, no sé como salí viva de tus labios en mi cuello, o del caminar de tus dedos por mi piel. Me apuñalaste tantas veces Martín, afortunadamente ninguna dio en el blanco, en mis ganas de quedarme.

Soy una heroína, como superman y como la cocaína, fuerte y adictiva. Salí vencedora en una batalla sin aliados ni guerreros, una guerra que gané, sin que nadie diera la vida por mi. Tal vez era eso Martín, tal vez no quería que dieras la vida por mi, sino que me la quitaras, que la pelearas, al final sabíamos que no había campo para los dos. Gané y me siento victoriosa, mi único trofeo es saber que ya no me arde que conozcas a alguien más, que le des tu vida a alguien más, que vueles con alguien más. Faltaron un par de inyecciones llenas de puras lunas etílicas y estrellas a media propiedad, un par de incisiones en las ganas de besarte, y unas cuantos puntos en los sueños que compartíamos, me curé de ti, con el dolor de no volver a enfermar. 

La luna esta cansada de solicitudes de esclavitud, de todos esos que la reclaman como suya, de los que la piden como regalo eterno; está cansada de amores inconclusos, de amores románticos y cursis, de miradas expectas, de suspiros dedicados y lágrimas achacadas. Al final la luna nunca fue nuestra, es por eso que no tenemos nada en común, ni siquiera ese cielo azul que nos prometiamos, comprometiendo al universo a conspirar a tu favor. Ya no tenemos pasaportes al más allá en mesa para dos, solo nos quedó uno para regresar, pero ya no por nadie, sino por una vida que se nos quedo en los libros que nunca leímos. 

Nos curamos Martín, ha pasado un muy buen tiempo, gracias a él por no ir lento, por sacarme de esto que me carcomía la garganta y de paso la sien. Ahora si podemos ser amigos, ahora que ya nada nos une nada, ni siquiera un poema. Ahora podemos hablar sin arruinarnos un poco." Y pensé, ¿y yo me curé de ti? Supongo que si, ya no me gustan las gomas verdes que amabas, el café con dos cucharadas de azúcar como te gustaba, ya no es el mismo, la camisa que me regalaste ya no me queda. No sé si me curé de ti, es más, no sé si algún día me enfermé.

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