Prosas vacías.

Se devolvió corriendo por la puerta, abandonó su abrigo con fuerza y se abalanzó hacia a mi, con pasión y seguridad, con rendición y victoria, con amor y una que otra pizca de odio. Me tomó de las mejillas, me beso mientras los labios jugaban a casarse y a unirse y no abandonarse, jugamos con fuego, dejando como consecuencia inevitable quemaduras de tercer grado en cada roce de su dedo meñique por mi cuello.
Yo solo sabía cerrar los ojos, mezclarme con su blusa fucsia y su piel y sus poros brotados y sus piernas temblorosas.

Me abrazo con sus pies mientras yo subía por su espalda como tocando un piano, iba de bemoles a su sostén, de becuadros a su blusa, cambiaba de claves y de caricias cada tanto, tocando un sinfín de melodías con ese par de hilos rojos que recorrían mis labios. Compusimos la mejor canción de todas, la de su piel y mis dedos. Nos arrinconamos al mismo tiempo que nuestras espaldas se golpeaban contra las paredes cortas del lugar. Nos encerramos, nos abarrotamos la mirada, empezamos una lectura de ciegos, tratando de adivinar el braille de los poemas que escondes bajo esa piel de terremoto que se mueve con cada resbalón de yemas dactilares, nos hundimos mutuamente tratando de sobrevivir, de seguir en esa batalla de deseos negados y amores perdidos.

El oxígeno estaba ausente, no soportábamos la idea de vernos las pupilas dilatadas, las manos estáticas y los labios rotos, ni de escuchar esa respiración rápida y agitada de los dos. Nos ahogábamos en un mar de besos olvidados en la madrugada y pulsos rápidos en el pecho, firmamos nuestra sentencia de muerte, no leí la letra menuda que resumía el olvido que seríamos y el resumen de ausencias al que llegaríamos, no nos imaginábamos que cada vez que su nariz chocaba con mi mejilla escribíamos las silabas de este epitafio compartido. Al final, pasamos de lo textual a lo sexual, un poco más aburrido, lleno de prosas vacías y versos mal armados.

Y me dijo adiós justo cuando más me dolió, entre ausencias y sábanas frías. 

Comentarios

Entradas populares