Uno para el otro.

Desperté tarde a propósito, sabía que despertar y mirar esa pared que lucha por separarse de mi, sería tan inútil como empezar a recordar esa noche tan pedida y deseada, es mejor olvidar por un momento lo que no te hace más fuerte, pero lo que tampoco te asesina cruelmente. Soy tan malo para fingir, no puedo fingir que por un momento sentí como mi corazón se arrugaba cada vez que me miraban esos ojos largos y redondos y ahí mismo me hacen sonreír. No puedo fingir que amé cuando sus uñas se enterraban en mi espalda, o cuando me quitaba la mirada cuando intentaba besarla. Todo se fue en mi contra. No podía fingir que soportaba no ver su ropa en el suelo de la misma manera en que estaba la de Julieta, no soportaba sentir las sábanas frías de su costado, ni mucho menos no sentirme vacío sin sus brazos amarrándome la espalda. 

Terminaremos de tantas formas que se nos olvidara empezar de nuevo, las lunas llenas se irán sin dueño, nuestras manos se irán secas cada vez que nos veamos y tu boca no reconocerá una sonrisa aunque la provoquen. Mi mayor defecto es ver el fin de todo sin siquiera empezar, sabía que cada mañana sería un desastre pero decidí arriesgarme, porque por tonto que parezca, siempre tenía la esperanza de que te quedaras, de que estuvieras allí un poco más, agrietándome la herida. El peor suicidio de todos era ver tu fotografía junto a dos o tres cigarrillos, escuchar una o dos de tus canciones favoritas e intentar llamarte un par de miles de veces. Soy tan cobarde para ser cobarde. No era capaz de buscarte, no quería que vieras que me moría por tenerte, no hacía nada para hallarte porque sabía que te acostumbrarías a verme de esa forma. No hice nada, decidí que mi verdugo no sería mi salvador. 

Solo me queda esperarte por esa ventana a la espera de que llegues y entres por esa puerta para mostrarte lo bien que estoy sin ti, aunque me quite de la ventana apenas te asomes por la esquina. Creo que no eres tan estúpida y te das cuenta cuando finjo dormir para no aceptar que he pensado toda la tarde en ti, creo que eres muy astuta y sabes cuando miento; pero puede que seas igual de tonta a mi y sigas pensando que mis días son normales sin ti, que mi boca no te extraña y que mi piel no se brota con solo escuchar tu voz. Ahora veo que somos el uno para el otro, somos tontos para cosas obvias y tan sutiles para regalarnos el mundo en una canción. 

Comentarios

Entradas populares