Our hate.

He perdido mucho, he perdido la capacidad de enamorarme, y eso es la muerte para cualquiera. He perdido el susurro de sus labios en los míos. Ya no se como huele, como habla, como besa, como ama, como odia, cómo se va.

El sonido de sus zapatos al alejarse lentamente quedo calcado en mis dedos, en mi piel. Es difícil admitir que aún estoy ahí, entre el amor que nadie me tiene y el odio que le tengo a todos. A nadie le quiero hablar de lo que me pasa, de lo que amo, de lo que me duele, de lo que hace odiar, de lo que me hace morir, no. Prefiero no hablar, prefiero estar callado sintiendo como cada problema se atesta en mi garganta.

He perdido mucho. Ya ni sé que es la compañía, esa misma que me hacia inmortal, pero la misma que me asesinaba sin matarme. 

He perdido mucho, he perdido amigos, familia, incluso a mi mismo. El espejo ya no es mi cómplice, ya no me esconde lo que soy en verdad, ya no es tan bueno como solía serlo. 

Pagaría por verme caer, pero nadie es lo suficientemente cruel, nadie es tan inhumano, nadie es tan fuerte; solo yo, el que tiene una colección de suicidios en su cuello.

He perdido mucho, y quisiera decir que también he ganado un poco, pero no. Soy de esos errores de los que no se aprende.

La vida me debe mucho, pero yo sigo perdiendo.

Nunca nada es suficiente. Cuando parece que mi nudo en la garganta se desenreda de a pocos, llegan recuerdos retrasados, abandonos en espera y problemas en fila. He perdido mucho, ojalá no pierda lo único que me queda.

Aún conservo mis ganas de rodear con mis manos tu cuello y ver en primera fila como tus ojos se van cerrando sin rapidez, ver como te quedas sin lo que tengo, una vida. Pero no, prefiero ver como la muerte te va pasando esas cuentas atrasadas de vinos añejados y corazones rotos.

He perdido mucho, pero cuando me pierdas, lo habrás perdido todo.

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