Give me love.

Me enamoré, perdidamente, y ese fue mi primer error. Me enamoré de sus ojos al ver mi reflejo tembloroso en el agua. Me enamoré de la forma en que me hablaba, de la manera en que organizaba las "s" en sus párrafos, de todas las insinuaciones de amor que me daba, que le hacía.

No podía verle defectos, y aunque sabía que los tenía, yo solo encontraba cerezas en ese gran pastel de exactitudes y perfecciones. 

A ella tan solo le costaba mirarme y rozarme un poco para tenerme ahí, tiritando amor. 

No podía odiarla, no podía verle nada malo, no podía dejar de perseguirla cuando ella no lo quisiera. No podría dejar de amarla aunque ella dejara de hacerlo, y lo hizo.

Se desenamoró de mi, como esa noche del 12 de octubre, cuando mis manos tomaron las suyas he intenté besarla en los labios. Supongo que odiaba mis manos frías, o mis labios secos, o quizá me odiaba a mi, por querer besarla sin antes dejarla correr.

Se desenamoró, perdidamente.

Un futuro oscuro lleno de sus recuerdos me aguardaba, sabía que si me dejaba, jamás podría olvidarla. Pero por suerte para mi, también me desenamoré, lo supe cuando mire atrás y nadie me esperaba, ¿quien me perseguiría a mi cuando olvidara el camino a casa? 

Empecé a ver tus malos actos, tus malas decisiones, entre las que estaba yo. Empecé a odiarte cuando supe que en tu cartera no habían fotos mías, ni cartas mal escritas mías, nada mío, solo un amor que tengo pero que nadie toma.

Y me alejé, sabiendo que no correrías detrás de mi. Me alejé teniendo la certeza de que esa sería nuestra última gran mirada. Me alejé y no volví.

Tu te quedaste y ahora odias a la vida por no darte un amor que te consumiera. Que ironía. Supongo que todos son ciegos a la hora de ver corazones.

Nos desenamoramos, y aunque siempre quise dar la vuelta para besarte, seguí. Y regresé, aunque nunca del todo.

Nadie me espera, como a ti. Nadie me busca, como a ti. Solo sé que somos un conjunto de cosas en común que no nos unen.

Y disparé, por fin tenía el protagónico en mi propia película de amores inconclusos, olvidados y un tanto eternos. Ojalá te hubieras enamorado de mi, tendríamos todas las nubes para bailar.

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