Saviour.

Pensé que te había olvidado, ya sabes, el aire ya no traía el color de tus ojos al llorar. No anhelaba un beso tuyo, no estaba desesperado porqué me hablaras, no necesitaba tenerte ahí, conmigo, desordenándome el pelo y mis pensamientos a tu antojo, no moría por verte, ya había aprendido a respirar por mi mismo. 

Pero volviste. Creí que era fuerte hasta ese momento. Creí que nadie más podría acercarse a mi a pedir la hora sin enamorarme un poco. Creí que ya nada me volvería a destruir. Creí demasiado al parecer.

Y ahí estabas de nuevo, robándote mi aliento, esculcando dentro de mis pupilas un recuerdo tuyo, haciéndome pintar lo que estaba en demolición.

Volviste para no quedarte. Sé que al final me dejarás unos cuantos sentimientos atorados en las yemas de mis dedos, sé que te irás, sé que iré detrás, sé que volverás y sé que seré tan estúpido por esperarte otra vez.

Y ahí me tienes, rogando porque te quedes y pidiéndole a los infiernos un poco más de tiempo. 

Supongo que no se deja de amar nunca, ni con odio ni despedidas eternas.

Supongo que eres el amor de mi vida, pero la vida también se tira a la basura. Ya no quiero ese amor intermitente, no quiero nada, aunque también sé que luego de que me abandones aquí, donde nadie me dedica canciones, lo querré todo contigo. Me creí fuerte, aunque para algunas cosas los músculos son simples trastos amontonados. Me creí fuerte sin saber que eso me tenía más cerca de sus ojos, un conjunto de inframundos mal contados.


Comentarios

Entradas populares