Where are you?

Era un poco más difícil de lo que parecía (de lo que en realidad era). Tocar su mano y sentir sus ranuras dactilares estancándose en las mías (en las de todos). Afortunadamente pocos saben lo que se siente ver como se quita el cabello de la cara cuando sonríe (cuando llora). Nunca supe en qué momento comencé a amarla (a huir), cuándo empecé a notar la ausencia de su cabello encima de mi almohada (de mi pecho), en dónde comencé a escribir la notas musicales de su voz (de sus ojos al mirarme).

Quizá lo único que tengo que decir es que la amé (que la amo), que aquí la espero (que no la olvido). Pero eso es muy poco decir (poco recordar) porque ella se había introducido en lo más recóndito de mi corazón viscoso (dentro de mi verdugo), porque era imposible no querer besarle esas mejillas redondas (ese trozo de cualidad divina), porque nadie me había amado como ella (como cualquiera lo quisiera).

Diré que fui afortunado (que no la perdí), que supe qué se siente la lluvia resbalándose entre sus dedos (entre mi boca y la suya), que no puedo olvidarla (que no podré), que le di todo de mi (que no lo recuperaré). 

Si me escuchas allá donde no llegaron mis labios (donde no se asoman tus miedos), dejame decirte que allá voy (que no me esperes despierta), dejame hacerte sentir los vacíos dactilares por mi llegada (por tu ida) y dejame, al final, comenzar a ansiarte (a ganarte). Ahora sé que se siente la victoria tallada en los poros (en el recorrido de tus labios).

No te enamores mientras llego (mientras la vida se va), no busques en otro la camisa verde que te encantaba en mi (en ti en las madrugadas) y no le hables de mis canciones a alguien más (será difícil de explicar). Y el último favor, recita mis poemas (mis debilidades), quiero saber que cada letra te hace volar más alto (más arriba de las estrellas).

No puedo soportar las ganas de verte (de jugar con las líneas de tu cabello), no te muevas de ahí (de tu lugar feliz), ya voy llegando (me estoy acercando), de esta noche no paso (no vivo). Ya quiero saber que se siente tener las nubes entre las palmas de tu mano (la vida), ver como se escurren por tus brazos (el mejor recorrido de mis índices) y llegan a tu pecho (la muerte). No desesperes, la soga en el cuello no es inmediata (no es tan rápida como tu bala).

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