Cosmos.

Y es que cuando una mujer habla de lo que quiere, no lo quiere, lo exige.

"Permitame decirle que aunque me encanten sus manos, debemos romper este pacto. Debemos dejar de jugar a rozarnos el hombro furtivamente, y acariciarnos un poco frente al punto ciego de todo el mundo. Debemos dejar de memorizar cada una de las lineas de los dedos del otro. Debemos y debimos dejar de hacer tantas cosas.

Ya no quiero seguir con este algoritmo de mirar sus labios mientras habla y pronuncia la letra "p", de que luego me suden las manos y que después de golpe, se desaparezca como si sus ojos le pertenecieran de manera obvia. 

Quiero decirle también que olvidaré mirar la simetría del brillo de su cabello mientras cruza la puerta, es la principal razón por la que mi estómago ya no está conmigo, ahora cumple sus ordenes, sus caprichos. Él es su principal admirador, derrama mariposas cuando la ve y vuelve a sus funciones cuando usted, maleducadamente, se va sin despedirse. 

También quisiera pedirle que jamás me vuelva a saludar, no quiero sentir como la piel que roza mi traquea se enciende mientras su boca sonríe a la misma velocidad en que se mueven las nubes... o al menos así lo veo yo. Tampoco quisiera que me volviese a mirar, no sabe la incertidumbre que se sienta en mi esclerótica al ver sus pestañas largas posándose en cada bastón de mi iris. 

Por favor, deje ya de sentarse frente a mi en matemáticas, no sabe lo frustrante que es sentir su aroma incrustándose entre las hebras de mi ropa. Además, usted no sabe lo horrible que es no poder detenerse, no poder abandonar la idea de ver ese tatuaje que pasa por sus vertebras, justo debajo de su cuello, ese que hace que olvide hasta cuánto es "2+2". A este paso solo sabré rellenar crucigramas sobre usted.

Y por último, lo más importante, olvídese de mi nombre. No sabe como suena la "J" entre los cueritos de sus labios, celestiales para ser modestos. Es como sentir que me quiere un poco.

Pero antes de que siga mis instrucciones, hábleme, no sabe como amo la manera en que encajona sus labios y los besa. Antes de todo, apriete su boca y arañe las yemas de sus dedos justo como cuando se siente nerviosa y con el cosmos debajo de su abdomen. Antes que nada, todo."

... Y me besó, y fue ahí donde entendí que una mujer puede ser todas las mujeres del mundo, la amante, la amiga, la madre, la esposa, la asesina, la valiente, la que tenía las galaxias acumuladas en su ombligo... la obediente. 

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