Sometimes.

A veces era tan directa y tan segura que me costaba mirarla a los ojos. Era como si sus pestañas se enterraran lentamente dentro de mis promesas de llegarla a conocer algún día.

A veces era tan delicada. A veces hablaba sin parar y me encantaba, y habían otras veces que quería oírla un poco más. A veces desaparecía. A veces me cantaba las 24 horas. A veces se quedaba en silencio hasta dormirse. A veces.

Habían momentos en que pensaba que ella complementaba todas mis angustias resumidas en el movimiento rápido de mis dedos, pero también estaban esos otros en los que se encargaba de separarnos, de alejarnos, de mantenerme a una esquina de distancia. A veces era tan sutil

Ella podía levantarse y agarrarme la nariz y luego el pelo y así, hasta que terminaba rozándome los labios y hundiendo sus uñas en mi espalda. A veces tan agresiva. Pero también podía suceder que un día no quisiera salir de la cama, que solo tomara café y mirara por la ventana como si el sonido de los carros la calmaran, como si desaparecer fuese la única manera de encontrarse.

Frecuentemente se recostaba sobre mi pecho generando una estática imaginaria entre sus vellos y mis vellos, taladrando mi piel con el roce de sus dedos sobre mi ombligo. Me susurraba cosas mientras le sonreía al viento, o al destino, o quizá a la casualidad. No sabía, no supe. A veces era un misterio.

Y cuando quise arrepentirme la puerta se abrió, ella la abría. Pero me quedé sintiendo como sus labios agrietados me rasgaban la piel, un dolor adictivo, era como permitirles a los demonios carcomer cada parte de mi, y lo acepté. Después de todo ¿qué miedo puedo tener al infierno, si ya conozco la manera en que me olvidaba silenciosamente?, el diablo no es nada comparado con lo que ella escondía. A veces quisiera haberme ido.

Ahora ya veo lo que veías por esa ventana, había olvidado cuantas veces habíamos marcado nuestras iniciales en el vidrio empañado en un día de lluvia, que estúpido soy. Ahora me dan ganas de saltar también.

Esta es una de esas noches en las que extrañarla es una mala idea, pero es mejor que vivir recordando sus yemas alrededor de la cafetera. Se fue para siempre. Aunque admito que quise tenerla de nuevo para romper todos sus esquemas y enseñarle que quizá, conmigo no se está tan mal.

Y entendí que ella me amaba a veces, solo a veces

I miss u.

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