Regrets.

Su nombre era Olivia.
Cabello castaño oscuro.
Ojos avellana
y utilizaba un vestido rosa
la primera vez,
la última vez.

Me acerqué a hablar
tal cual lo hacía un adolescente desesperado.
Ella me saludo,
se secó sus manos con su vestido,
tomó la mía,
y vi su sonrisa por primera vez,
la última vez.

Hablamos de su sentir,
de mi sentir,
de su Nirvana y mis Rolling Stones.
Caminamos uno al lado del otro.
Su hombro estaba frío,
seco,
áspero.
Me invitó a su casa y me susurró al oído,
me dijo dónde nos veríamos mañana,
a qué hora,
y cómo llegar.
Era la primera vez que me sucedía,
la última para ella.

Llegue a las 3:27 pm,
puntual.
Espere algunos minutos
pensando en la extravagancia femenina.
Me senté sobre la abundancia de dientes de león,
la pensé,
la ansié
y la recordé.
Tenía 11 años,
la espera me era indiferente.
Cuando observe el reloj
fue la última vez para ambos.

La 7:46 pm,
mamá me esperaría para cenar.
Espere los últimos minutos difíciles,
retando al azar por su presencia.
Regresé a casa mirando tras de mí,
cuidando cada paso,
calculando el aire para encontrar su perfume.
Nunca la volví a ver,
olvide conscientemente su casa.
su cabello,
su vestido 
y sus ojos.
Era mi primera decepción.
La segunda fue cuando 53 años después
recordé que yo la había esperado el día equivocado.



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