Mind.

Perdóname por haber fallado,
siempre hago lo mismo,
dar mi memoria a quien quiere olvidar.

Siempre busqué tu cercanía y tu extraña forma de embaucarme con esa pupila rota,
hasta que conseguí llegar a los bolsillos de tu billetera
y cobrar la importancia de estar dentro de tus fotografías.

Luché por una habitación en tu mente, por un asiento privilegiado en tus recuerdos
y por el boleto dorado de una noche contigo.
Me atreví a saltar las púas de tu indiferencia
y llegar a tus labios rosados con ese historial de batallas pasadas.

Al final, logré escalar a la punta de tu quijada donde los ríos de sangre se juntan con los mares tristes; ahí te gané.
Luego me perdiste cuando descubrí que no tendría porque saltar alambres cuando nadie lo haría por mí,
cuando nadie quería ocupar los primeros lugares de mi mente,
cuando tu,
la destrosada,
no quería destrosarse un poco más por mi.
Cuando morir de amor era un dolor asumible
y lo difícil era resucitar solo.

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