Fly.

Hoy la volveré a ver. Tengo la garganta atestada con historias largas y chistes sin sentido. Espero aún me recuerde y sepa de nuestra promesa.

Nunca había sentido a mis manos tan rápidas, tocaban todo a su paso, rasguñaban cada parte y rozaban cada yema. Ha de ser que se habían desesperado por no saber como actuar ante unas manos tersas y suaves, según recuerdo. Mi piel parecía una convención para cobardes y mi mirada, quizá la más aturdida de todas, veía en cada chica sus ojos, su cabello y su forma de caminar.

Recordaba cada una de sus formas, la geometría de su quijada y el vuelo de sus manos para llegar hacia sus bolsillos. Conocía la mayoría de sus movimientos.

Ya en la sala de espera trataba de buscar una danza igual a la suya, con sus zapatos abriéndose paso entre la multitud y sus manos, delicadas y fuertes, escondiéndose del frío de la ciudad. Ahí estaba yo de nuevo intentando abrir las puertas del infierno al exponerme a una mirada cálida, unos labios misteriosos y unas manos embaucadoras.

No sabía de ella, la gente aparecía y aparecía y no había rastro de ella, ni siquiera una gota de su perfume colgado en las cuerdas del aire, ni un cabello suyo incrustado entre los abrigos de los demás y ni siquiera un pedazo de piel cabalgando por entre los pasillos. Ella no estaba, ni siquiera su cuerpo.

Tras buscarla una y otra vez por entre las puertas de aquel embarque me pregunte si tardaría o si le habría pasado algo, no era posible que me dejase ahí, con la amenaza de una aparición incauta.

Decepcionado observé por donde se suponía que llegaría y supe que ya había estado ahí, que era mi veinteava vez allí en menos de un mes, que en veinte veces no había llegado y que en veinte veces había pensado en las ocasiones en que ya la había buscado. Fue cuando supe que no volvería, que la primera vez no lo hizo, y que yo, quien aún no acepta su desaparición, aún cree que vendrá.

Quizá mañana venga de nuevo olvidándome de mis esperas, o quizá sepa que no vendrá y quizá, al darme cuenta que se fue eternamente, ya también me iré a esperarla en otro lugar.

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