Dictadura

Siempre he creído que el amor le pertenece al estómago, que ninguna otra parte puede hacerse dueña de él. Pareciera que todos los síntomas típicos del amor se redujeran a estar frente a un precipicio observando el pavimento y sintiendo como el cuerpo cortaría el aire denso. Parece que el amor es eso, estar a punto de morir.

Claro que he sentido amor en cada esquina de mi cuerpo. Mis ojos parecen tomar del clóset el vestido de timidez donde solo esquiva miradas e intercala de punto focal entre el cielo y el suelo. Mi boca parece hecha de arena: reseca y áspera. Mi garganta que pareciera actuar como botón de emergencia. Cada vez que el amor parecía asomarse, se ensanchaba y evitaba el paso de aire y de saliva. Era mi salida de evacuación cuando todo dentro de mí se inundaba y no tenía más remedio que ahogarme conmigo mismo y acabar con eso.

Mis manos sudorosas, mis rodillas inquietas y mi piel enrojecida como si todos mis capilares sanguíneos quisieran estar en primera fila para sentir lo que siento, para dejarme morir por dentro mientras coqueteaban con la vida en sus frentes. Todo hacía parte de la puesta en escena de un variopinto amor que amaba el espectáculo, el dramatismo y los telones caídos.

Y aunque todo mi ser, cada centímetro, pareciera estar sintiendo el exceso de piel, de tejido, de funciones, y se entregaran al mero acto contemplativo de amar, dejándome a mi sin aire, sin fuerzas y sin consciencia; era en realidad en el estómago donde pareciera existir un ser enamoradizo que lo deja todo, que se abandona en su saqueo y que intrépidamente se deja solo, desnudo. Era ahí, en ese vacío, donde el amor parecía acompañarse de la muerte como guardaespaldas.

Habían ocasiones en que ese estómago entregado a las pasiones más intrínsecas del ser humano, me despertaba en esas noches larguísimas. Seguramente estando ideando una vida perfecta que ni siquiera mi cabeza alcanzaba a contemplar. Se levantaba emocionado, con ganas de salirse de mi y empezar a buscar su vida soñada porque parecía que yo, su dueño, no arriesgaría toda mi vida por un sueño casual. Ha de ser que me odiaba, no necesitaba de mi para volar y para hacer que todos los demás siguieran su ritmo. Yo sobraba.

Pero hace algún tiempo deje de sentir. Parecía que ahora solo dolía y quisiera decir que se debía a cualquier razón fisiológica, pero no. Sufría. Había suprimido todo el amor que me rodeaba y había convertido mi cuerpo de un paisaje con terremotos e inundaciones diarias, en una avenida asfaltada donde de vez en cuando cruzaba un pensamiento. Todo se quedó estático. Encerré a todos los rebeldes y liberé a todos los subyugados. Ahora yo dictaba sobre mí.

Finalmente acabé conmigo mismo. Los encarcelados acabaron muriendo y los subyugados terminaron revelándose en mi contra. Me desterré. Me saqué de mí a patadas y deje a mi "yo" fuera de mí. Tardaré en volver a sentir, por ahora solo veo a mis piernas flaquear al verle, parece que son las primeras en perdonarme. Supongo que aún faltará mucho para que otra vez ese estómago agorafóbico decida por fin, salir de mí.

Resultado de imagen para love tumblr gif

Comentarios

Entradas populares