Hielo

Nunca supe si ella era esclava de sus demonios o si Satanás era su subordinado, de cualquier forma, sabía como acomodar infiernos en mi pecho.

"No sé si sepas que vuelo, que soy ave y que cada tanto me deslizo por la ventana de mi balcón esperando por un cielo que me sostenga. Tampoco sé si sepas de esas veces en que me pierdo entre los autos tratando de encontrar un susurro en el aire que es escurridizo, que huye, que se esconde mí, como si dejarse oír fuese la manera más lúgubre de morir.

A que no sabes tampoco de esas otras veces en que el tono de tu voz ataca mi oreja izquierda y siento cosquillas como si el aire caliente de tu boca aún siguiera ahí coleccionando mis vacíos estomacales. O por lo menos cuando intento recordar tu sonrisa numero 342 del día, esa que me sé de memoria pero que a veces olvido. Apuesto que ni sabrás que mis silencios no eran más que el miedo a que mis palabras se las robara el viento y que el dueño legitimo de todos mis sentimientos sea el trozo de aire que se aleja. 

Me desconoces y yo que hubiese podido responder cualquier trivia sobre ti, una canción favorita, tu primer amor, el perfume que usas y hasta de la geometría exacta de tu boca cuando sonríes. Sería muy fácil ganarles a todos en ese juego en el que yo te conozco muy bien y tú terminas por olvidar mi nombre.

Necesito recoger mis "no te vayas", mis "quédate un poco más" y sin duda los "te quiero para siempre" que dejaste regados por toda la casa. Necesito organizarlos y prenderles fuego, empujarlos por la ventana y esperar a que cualquier mendigo enamorado recoja cualquier intento de regreso tuyo.

Volverás, quizá. Pero para ese momento no habrá palabras que puedas reclamar, todas se habrán ido y lo único que te quedará será todo lo que no dijiste y lo que dejaste de sentir. Tus llamas ya no derretirán pero tu piel conocerá las quemaduras de una mirada congelada. Tendrás que tomar una decisión, o caer conmigo o vencer con tu fuego mi infierno ártico."