Déjame

Pero si me dejas aquí, 

procura dejarme para siempre. 

Sin regresos.

Sin  pausas ni arrepentimientos.

Déjame aquí como si ya no importara,

como si ya no sirviera.

Abandóname,

tírame junto a la ropa que dejaste de usar 

y a los poemas que te cansaste de leer.

Déjame aquí,

para siempre.

Donde te olvides de mi,

donde no sepas donde estoy,

donde el agua me oxide y

el viento me corroa.

Pero si me abandonas,

procura no volver jamás.

Prométeme que te alejarás,

que me dejarás aquí donde el sol me evita,

la luna no me alumbra 

y el viento me esquiva.

No regreses a mí,

búscate un nuevo fin.

Yo solo soy un lastre sin piernas,

que adoraba las tuyas

por cierto.

No vuelvas más,

ya me acostumbraré,

estoy aquí junto con The Rocketman 

y las otras canciones que dejaron de sonar en tu cabeza.

No me hará falta mucho,

no te preocupes por mí,

una vez fuera de ti

ya no habrá manera de entrar.

Déjame aquí,

en el lugar donde me conociste,

junto a las cosas que juraste no abandonar jamás,

al lado de las cosas a las que les prometiste morir antes que desechar.

Llévame allí,

quisiera tener el poder de hacerlo solo,

pero no,

pónme en ese lugar,

aquí permaneceré.

Ya no seremos,

quizá fuimos 

y todas las demás conjugaciones del verbo estar,

menos una,

la final,

la última.

Quiero creer que seríamos,

pero me resulta imposible,

no si esto resume todo,

no si nada es la palabra en conclusión,

no si te vas,

no si me dejas aquí.

Pero déjame,

que aunque lo hagas,

permanecería aun sin quererlo.

Pero déjame,

sé que quiero que no vuelvas.

pero te espero el viernes.