Vos

Déjame tus puntos por todo el cuerpo. Que cada pliegue de mi piel sea una frase nueva y que el párrafo continúe sin sangrías ni separaciones.

Déjame unos puntos suspensivos encima de la cara, para que sepas que aunque termines, no lo has hecho del todo, que continuo, que permanezco inconcluso, que no me he acabado, que seguimos.

Déjate un par de errores ortográficos por la clavícula, para corregirlos, para meditarlos, para conocer su sentido, para querer empeorarlos y volver luego.

Déjame un par de signos de admiración en tus muslos, guíame con expresiones indecibles al lugar donde se esconden apostrofes tímidos e interrogaciones soberbias que quieren ser respuesta a como dé lugar.

Se una pregunta y yo seré ignorancia.
Junta todos tus interlineados y los uniré a todos en un punto en donde la lectura es rápida y el tiempo es corto.

Llévame allá, a tus poemas secretos que huelen a piel perfumada. Allá en donde guardas tus verdades inquebrantables y te mostraré mentiras que desgarran cualquier cosa.

Encierrame dónde está tu gramática completa y te mostraré que el sujeto no existe, que los inventamos y que el objeto está oculto, que hay que encontrarlo.

Deja huellas de canciones mal escritas sobre cada uno de tus poros, será como seguir un mapa de un tesoro perdido donde el premio está en ese poro que conserve tu instrumental, y cuando seas canción entera, yo seré cantante, y daremos la vuelta hasta que el son se acabe.

Agarrame la cintura, estoy girando sobre tus puntos. Sígueme el ritmo, rápido, la canción acabará pronto. Se el falsetto de mi cenit, se la calidez de mi estribillo, pero no seas la calma de mi final.

Acabaré con tus comillas inservibles. Dejaremos la suposición y seremos supervivencia.

Vive aquí, conmigo, mientras sepas cantar y hasta que yo me quede sin voz, de vos.



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