Decisión

En este lugar, desconocido para mí, me he encontrado de pie en una esquina. Sin escondites ni huidas, simplemente ahí como quien aparece en el momento exacto, oportuno y vital. Somos desconocidos, él y yo. Él, aunque es exacto a mí, jamás lo había visto. Intenta hablarme en un lenguaje que nunca aprendí, el de las miradas insensibles y el cuerpo intacto. Quiere decirme algo, sé que se refiere a mí por la manera en que mis sentidos pelean por sentir.

He decidido dejarme atrás, apartarme de mí y abandonarme en este lugar. Fusionarme con ese que no conozco pero que me es tan familiar que tan solo cerrar los ojos ya siento extrañarlo. No volveré jamás por ese que alguna vez conocí pero que ya no me pertenece más, ha pasado a manos de este lugar. Lo he regalado, dejarlo aquí para otro que intente encontrarse, o buscarlo luego cuando mi nuevo yo ya no sea como yo y necesite otra forma de ser, de vivir, de sentir.

Me despido, has sobrevivido tanto a mí como yo a ti. Los sentimientos que teníamos en común desaparecerán, si he de necesitarlos, los hallaré, si he de olvidarlos los dejaré al lado de quien por mucho tiempo creí que era mi verdadero yo.

Toda mi vida me creí libre, pero ahora siento una libertad diferente, una libertad con la que puedo correr y sentir la brisa rozándome la cara. Una libertad que no me retiene, que no prohíbe, que no excluye. Una libertad tan mía que cuando sienta perderla de nuevo, llegaré a otro lugar donde me esperará de nuevo un yo con un lenguaje diferente, con un cuerpo exacto al mío y con sensaciones que, aunque desconozco, siento la vida irse sin ellas.

Este será el fin, iré a vivir con este nuevo pecho que se infla con un aire nuevo, virgen, que no sabe otra cosa que dar vida a los que han decidido morir sin saberlo. No siento tristeza alguna, sin ojos enlagunados ni gargantas enredadas. Me voy para volver luego, pero no yo, otro que es igual a mí y que sin saberlo, ha decidido morir.