Esquina

Me quedaré aquí, donde no estarás y no seremos. He reunido todo lo que me pertenece y lo he acomodado en una esquina. Una esquina sin cuadros, sin sábanas enroscadas ni espejos cuenteros.

Tengo miedo, de esos miedos que te suben por la garganta y te empiezan a cortas las palabras y descuartizar oraciones. De esos miedos imparables, indestructibles, irreconocibles que no puedes batallar ni aun metiendo la cara debajo de la frazada. 

Quiero correr pero estoy en el aire. Quiero saltar pero estoy enterrado. Quiero vivir pero mi alma ya salió de mí. Quiero, pero ya no tengo ganas. 

Estoy con la tristeza entre los ojos, con los ojos entre las rodillas y con las rodillas entre los codos. Me desdoblo, me quiebro, me arrugo como un metal indestructible que encontró el fuego, que conoció la fuerza y se enamoró del cincel. Me pierdo, me desmorono, me convierto en cristal. Me cambiaron, me hicieron lo que otro quiso, me robaron, me quitaron todo y me devolvieron lo que no era mío, lo que no me quedaba, la tuerca de cordura de alguien más. Me fragmenté y empecé a ver la vida en sepia lo que antes fue rosa chillón y un rojo encendido. Caí, y cuando creí no haber perdido nada, estaba regado por todo el suelo en pedazo infinitos y no me quedó más que recoger lo que reconocía y llevarlos a la esquina. La esquina donde está todo lo mío, donde lo tuyo no entra y donde puedo ver como mis demonios agarran lo que olvidé.

Volverá la mañana, volverá el sol a entrar por mi ventana y volveré a ser el prisma que convertía la luz blanca en un arcoiris. Pero por ahora es de noche, un hoyo negro del que no escapa la estrella más vibrante ni el planeta más vivo. Hoy soy solo vacío y gravedad inevitable. Hoy soy solo enigma y física pura. 

Soy una copa incompleta, quebrada, oscura y caída que está en una esquina. Que quien me agarre se hiere, se desgarra y se pierde. Un cristal que solía ser metal. Un oscuro intenso que solía ser colores completos. Un hoyo negro que fue el centro de una galaxia. Un desecho que solía ser una corona, una medalla y un premio de oro. 

Amanecerá pronto, lo bueno es que la luz primero llega a esta esquina donde desaparecerán todos mis fantasmas sonámbulos, donde los filos se liman y donde las partes faltantes ya no son necesarias, que mis vidrios rotos serán para ver mejor a través de mí.

Amanecerá pronto, y cuando amanezca acá adentro será de día para siempre. La noche ya no asustará, el miedo será un mito y el silencio ya no existirá aquí... ni tú tampoco.



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