Temor

Tengo miedo de mí, le temo a que un día todo vaya en caída libre y que no haya forma de elevarse. 
Tengo miedo de caer tan rápido y tan fuerte que ni el suelo me detenga, que traspase superficies y que mi cabeza se entierre tanto que ni mis pensamientos puedan salir. 
Tengo miedo de que mi voz sea inaudible, que mis gritos no resuenen, que mis palabras sean silencios conjugados y que lo que alguna vez dije, se pierda, se olvide y se queme.
Tengo miedo de sentirme lo que prometí no ser, de huir de mis verdades absolutas y mudarme a mis suposiciones quebradizas.
Le temo a olvidarme de lo que quise ser, de lo que soñé, de lo que me mantuvo de pie cuando él piso tambaleaba y el techo se desprendía. 
Le temo a llenar una copa que siempre veré vacía, a los días soleados con cortinas cerradas, a besos húmedos sin estómagos vacíos, o miradas largas sin pupilas dilatadas.
Le temo a lo que puedo alcanzar, a llegar a la cima sin ver otra montaña más alta, a poner la palma el aire y no sentir nada más arriba, a saber que aunque llegué a la cúspide me estanqué, que aunque gané siempre habré perdido mucho. 
Le temo a que un día el frío ya no me hiera, a que el alma se me congele y a que una mirada no la derrita.
Me temo a mí, a ese ser que ama con todo, y cuando lo de todo, no haya más que dar. 
Me temo a mí que aunque ya todo esté dicho querrá decir una palabra más, conjugar tiempos inexistentes y crear lo innecesario. 
Me temo a mí que cuando lo viva todo, espera otra vida, otra vida que sólo se alcanza con la muerte, y cuando la muerte llegue, querrá morirse un poco más y un poco más, hasta que sepa que vivir es morir un poco, y que morir es vivir diferente.



Comentarios

Entradas populares