Amigo

Tiempo, se mi amigo esta noche.

Ya incendié las copas de vino que tenía acomodadas sobre la mesa. 

El aire arrastra el ardor de memorias insípidas apiladas una tras otra. 

Me encuentro boca abajo en el suelo pescando el oxígeno que se me escapa con una lengua inmóvil y unas manos agonizantes.

La mente se me enfría y las imágenes congeladas que me queman han sido repartidas entre los espectadores de la sala como carne precocida y pasta enlatada.

Me empiezo a morir y los ladrones han venido a buscar cualquier cosa que brille.

Ya no soy yo.

En esta casa recubierta de pieles no hay nada de valor.

Lo que tenía se ha quedado enredado entre los botones de abrigos viejos y entre suelas desgastadas que no me pertenecen.

La subasta ha comenzado y la campana ha dado la señal de que cualquiera puede venir a sobar mis telas, tocar mis zapatos y probar mis platos.

¡Vendido a ese que no ofreció nada!

Mi cuerpo invaluable ha sido regalado y mi voz rancia ya no puede mostrar el oro que esconde.

Soy poco más que polvo en un bote de diamantes.

Me voy entre ovaciones, silencios y abucheos.

Tiempo, se mi amigo esta noche para no ver como desaparezco y para que el segundo después de este se apiade de mí.

La noche se volvió más oscura y volví a estar en ruinas.

Mañana, al amanecer, quizá vuelva a relucir o quizá el polvo se ha disipado tanto que no lo podré brillar.

Respira conmigo que te has llevado un premio a casa.

Un trofeo que costaba su peso y que ahora es el tazón de un moribundo en la calle. 

Volví a la basura.

Tiempo, se mi enemigo hoy para que ya no me regales nada.

Odiame que estoy cansado.

Odiame que te odio.

Odiame por piedad.

Se mi enemigo y juro jamás volvernos a ver las caras ni a sonreír al vernos.

Juro dejarte.

Déjame aquí donde el mar roerá mi valor y nadaré con peces que ignorarán quien soy cuando antes no había nadie quien no pronunciara mi nombre.

Déjame donde se encuentran todos los objetos marchitos y recordaré lo que fui.

Fui lo que quise ser.

Ser el único. 

Único aquí. 

Y aquí va lo último.

Tiempo, se mi enemigo para que pases veloz,

para ya no oírte,

para que ya no me oigas.

¿Me oyes?

Creo que ha sido la señal.


Comentarios

Entradas populares