Soñar

Soñé que te quería
y el viento
como aguja
se me metió en la piel;
una piel dura,
irrompible,
densa
e irremplazable.
Soñé que te quería
hace tiempo
hace mucho.
Cuando la vida era diferente.
Diferente de ahora
cuando sé que te quiero
sólo en sueños.

Te pedí perdón.
Perdón porque mis venas
cargando todo el amor que te debía,
no se quebraron.
Que debieron hacerlo
para ser justos
para ser eternos.
Te pedí perdón
porque el amor no fue suficiente
aunque era todo lo que tenía.
Perdón por dejarte irte sin mí.
Perdón por soñarte
sin tu hombro presionándome el pecho.

Esa noche en que te soñé
que soñé que te quería,
lloré.
Lloré como una manzana podrida
que ya no puede agarrarse de su árbol
y se resigna a la muerte en el suelo.
Lloré como un ave
al caer la noche
y como una luciérnaga
al encenderse el día.
Lloré como yo
siendo un amante arrogante
que niega su amor a la luna
y se persigna en el silencio.

Te soñé
siendo frágiles,
rotos
e intocables.
Un sueño lúcido
donde tu piel pálida
escurría entre los dedos.
Un sueño cáustico
que deshacía
y despertaba.

Nos soñé en una nube,
en una caída
y en tornado.
Todo a la vez.
Robándole faros al cielo,
adrenalina al infierno
y gravedad a la tierra.
Nos soñé odiándome,
queriendo arrancar el cuello de mi cuerpo,
enterrándome vivo
y obligando a la muerte
a acompañar mis pasos.

Te soñé escribiéndome,
estrujando tu corazón contra el papel;
llorándome,
tajándote los ojos como cebollas agrias;
gritándome,
lanzando tus cuerdas bucales
a mi cuello desprevenido.
Y así te soñé,
queriendo matarme
para cargar mi cuerpo moribundo a la tumba
y amarme
y arrepentirte.

Desperté.
No complacido.
Regado por el suelo
como basura inútil,
olvidada
y desteñida.
Cerré los ojos con fuerza
con amargura
e ilusión.
Esperando que en el rojo de mi sangre,
aparecieras dormida
soñando conmigo
o muriendo sin mí.




Comentarios

Entradas populares