Muévete

Envuelve el tiempo, 
no quiero oírlo.
Guárdatelo en la esquina de la blusa
y deja que se riegue todo.
No quiero envejecer ahora.
Quiero que la mirada dure
y que los pestañeos que doy
no sean ansias de tiempo perdido.
Quiero que el verde se doble
y que las montañas se acuesten.
Quiero verte a medio aire
lo que exista
no lo que dure.
Suéltate el reloj pero que no se rompa.
Suéltate el pelo pero que no caiga.
Muévete 
pero que no se note que tus ojos se hacen esferas de metal.
Acaríciame como la sombra de tus hombros
pero no te traslades intermitentemente sobre mi piel.
Quiero seguir viéndote
pero alejarme del final en cada segundo.
Eres una bala roja lentísima
que viene hacia mí,
pero que se acerca a ti.
Una incoherencia temporal necesaria.
Necesito que no lo entendamos.
Que la sábana se quede estirada
y arrugada en el mismo espacio.
Recordarte en cada fatalidad
y cada alborozo
en una sola imagen.
No dejes que corra,
que se abra y se rompa.
Necesito verte en tu movilidad estática
y memorizarla.
Un rocío que cuelga
y no reboza.
Una guillotina flotante
con millares de vertebras mutiladas.
Un eclipse que no se superpone
que defiende la individualidad de la luna
y la genialidad de la estrella.
Un latido rítmico
y orondo
con un silencio agudo
y triste.
Que no se nos vaya nunca.
El nunca que sólo existe ahora sin tiempo.
El tiempo que aún duele en el pecho.
El pecho que no puede
y el poder de una manecilla giratoria.
Se ha acabado del infinito.
Nos iremos desgastando
pero vuelve a tu memoria de cuando en cuando
para repartir el tiempo que guardaste
y que viva yo allí ilimitado a diario.





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