Ámame

Te invito a que me ames
hasta que el corazón
te quede inútil por centenios.
Quiero que me tejas entre tus pensamientos
con los hilos rojos
que cuelgan olvidados en otras manos.
Quiero que me quieras tanto
que mi ausencia arda
como las condenas arden en los inocentes.

Baila conmigo
hasta que los pies
quieran volar para siempre.
Tómame de esta cintura suelta
y haz que tus manos
memoricen mis huesos.
Haz que tus recuerdos
convivan inevitablemente con los míos.
Que tus risas 
suenen a las mías.

Quiero que me esperes
como los vivos esperan a sus muertos
o como las hojas esperan al invierno.
Quiero que tu cuerpo
ya no pueda esperarme más
pero que la opción de esperarme el segundo siguiente
jamás desaparezca.

Así que ámame.
Ámame hasta que mis recuerdos
detrás de tus ojos
sean lo único que veas a la distancia.
Ámame hasta el cansancio.
Hasta que el amor que le tenías a lo demás
ya no pueda competir.
Ámame así,
y entenderás
porque yo,
el amante,
ya no pude seguirlo haciendo.



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