Partida

He puesto mis penas
(las que me has traído)
debajo de la alfombra.
Las he ocultado de mis risas
que las roen
como el tiempo al silencio.
Me rehúso a que mis penas
(las que me has traído)
se disipen de mí
cuando es lo único que me queda de ti.

Mi casa
y mis paredes
están pintadas con mis lágrimas
(las que me arrancaste).
Ya no hacen parte de mí
pero de vez en cuando me acerco
a la frialdad del concreto
para consolarlas.
Aún escurren despavoridas hacia el suelo.
Saben que caerán a un suelo despiadado
que las dejará secar
y se convertirán en una mancha en la madera.

He tirado mis tristezas por la ventana
(la que nunca terminaste)
pero han aprendido a volar.
Les he puesto un bebedero en forma de flor
para que regresen.
Aletean con fuerza
y se acomodan a escuchar como le canto canciones
a quien no me escucha.
Vuelven a mí cada tarde
y aunque cada tarde me quiero despedir para siempre
me recuerdan que no conozco nada más que la tristeza
y que me quedaré solo
con la ventana abierta
la alfombra lisa
y la pared seca
si te vas
aunque ya te hayas ido.






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