Silencio

Hablemos en silencio
porque la última vez que hicimos ruido
tus ganas de irte tocaron la puerta
todas juntas
y te fuiste con ellas.

Para,
no subas la voz.

Hablemos con susurros inaudibles
para que me escuches,
para que te quedes.
Te cuento que ayer 
me fui bajo la lluvia
a comprar flores.
Flores para mí
porque tú no estabas.

Perdón,
no huyas.

Las flores eran mías
pero las dejé en tu cama
como si fueran tuyas.
Después me las llevé al pecho
y me quedé oyendo
como un viejo frente al mar.
La luna se acomodó en la ventana
durante días enteros
hasta que mi silencio
derrumbó los tallos
y las flores
que ya no eran mías
pero siempre tuyas.

Calma,
no llores.
Si nos escuchan te vas
y yo me quedo.

Te cuento que me costó
acostumbrarme al silencio.
Tuve que bajarle el volúmen
cuando los vecinos comenzaron a quejarse.
Decían que era insoportable
que mis llaves no sonaran
ni mis pasos
ni mis sueños.
Pedí disculpas
y comencé por arrastrar las sábanas sobre el suelo
y a pestañear con fuerza.

Pero tú no lo hagas,
nos escucharán.

Lo único que puede sonar
es el tiempo.
Así que no hagas ruido
para tenerte aquí
para siempre.
Pero soy consciente
de que el para siempre es honesto
y durará el tiempo que me necesites.
Despertaré
para no recordarlo.
Así que te volveré a ver mañana
para creerme que me necesitas.
Ya no.
Es por eso que tu voz
no la escucha nadie.
Pero soy terco
y pido que no me despierten
que te pierdo
aunque existas siempre
en todo este vasto silencio.


credit: Phil Herbison


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