Un jueves
Aunque los lunes se han vuelto
mi única compañía
parece que mi corazón
ha decidido vivir para siempre
en jueves,
donde me quisiste y me alertaste
de los amores sin calendario.
mi única compañía
parece que mi corazón
ha decidido vivir para siempre
en jueves,
donde me quisiste y me alertaste
de los amores sin calendario.
Un jueves me besaste en la sangre
que fluía hacia mi corazón
pero que dejó de hacerlo
cuando se te acabaron los días
y a mí
me sobraban los años.
Ahora, mi cabeza es el único lugar
donde mi sangre puede recordarte
sin persecuciones ni contratiempos
porque tu recuerdo me hace inmóvil
pero mantiene mi mente
cruzando dimensiones
de tiempo
y espacio.
Los jueves de ahora no existen
porque no me besas.
Son sólo el día después del miércoles
y el día antes del viernes.
Los jueves de enero,
los jueves de julio,
y el jueves de ayer
no eran nunca iguales.
En todos me quisiste
diferente.
En uno,
me mostraste que el miércoles
era el final de un puente
que conectaba a la tristeza
con mi realidad.
En otro,
me enseñaste a cómo bajar
la escalera de los viernes
dónde dejaba mi corazón
allá arriba
para luego subir por él
un miércoles.
Pero ahora que no estás
el puente se ha hecho infinito
y la escalera se ha roto acá
abajo.
El lunes
es el único día apartado
lo suficientemente prudente
como para recordarte
sin querer que sea mañana
o ayer.
Los lunes de agosto,
los de septiembre
o el de mañana
habrán sido todos
iguales.
Un día dónde menciono tu nombre
y me pregunto
dónde morir cuando mi corazón
no está conmigo.
Así que te espero
hasta que te preguntes
qué habrás perdido
un jueves,
y vuelvas a buscarme
entre los arrumes del tiempo
para ayudarme a cruzar puentes
y subir escaleras.
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